Con la subida de la factura energética, todo el mundo busca formas de ahorrar. Y la calefacción representa como media el 47% del consumo de energía de un hogar en invierno.
Así que es fácil saber por dónde empezar a reducir gastos.
Por cada grado que aumentas la temperatura de tu casa, el consumo de energía se incrementa un 7%, por lo que es interesante que decidas bien qué nivel de calor quieres mantener para encontrarte cómodo.
El objetivo es estar confortable, y ese concepto varía de un usuario a otro dependiendo de su edad, actividad que realiza, ropa o incluso gustos.
Como recomendación, la temperatura aconsejada son un máximo de 21°C de día y de 18°C por la noche.
Para conseguir esto, es fundamental revisar los aislamientos de la casa.
Desde 2007 es obligatoria en Europa la certificación energética de los edificios, que te indica la eficiencia de tu vivienda en función del aislamiento, acristalamiento y sistemas de calefacción, ACS y aire acondicionado.
Pero si buscas un estándar todavía más exigente, está la Certificación PassiveHaus, que se aplica a casas pasivas totalmente estancas y que necesitan un mínimo de calefacción, e incluso te permiten prescindir de ella en determinados climas.
Trucos para reducir el gasto en calefacción
Es posible bajar el consumo energético que supone la calefacción, sin necesidad de pasar frío.
Pasa por tener buenos hábitos y por mejorar la estanqueidad de tu casa y escoger sistemas eficientes para calentarte:
Sella ventanas y puertas
Antes de meter calor en el interior de tu casa, lo primero es asegurarte de que es estanca. Si no, será como un cubo con agujeros cuando lo intentas llenar de agua.
Las ventanas deben tener como mínimo doble cristal, que pueden mejorarse con burletes o sobrevidrieras.
En cuanto a las puertas exteriores, si vives en un piso coloca burletes. Verás su eficacia pasando la mano alrededor de la puerta, antes y después de colocarlos.
En una casa, además de aislar las puertas dan al exterior, no olvides las que comunican con el garaje y el desván de la casa.
Emplea termostatos y cronotermostatos
Los termostatos te permiten seleccionar la temperatura a la que quieres mantener el ambiente y los cronotermostatos además programarla por horas.
Está comprobado que con este sistema el consumo en calefacción se reduce hasta un 25%.
Decídete por un sistema eficiente
Revisa tu caldera periódicamente y procúrale un buen mantenimiento. Así le evitas averías, alargas su vida y ahorras en calefacción.
Si necesitas cambiarla o instalar una nueva, unas de las más eficientes y menos contaminantes son las de condensación, que funcionan a baja temperatura -entre 40 y 55°C-.
También van muy bien las bombas de calor geotérmica y las calderas de pellets. Con estas últimas ahorras entre un 30 y un 60%, frente a las calefacciones que funcionan con electricidad o gasoil.
Sea cual sea tu elección, antes de encender la calefacción, purga los radiadores.
Otra opción son los aires acondicionados recientes con bomba de calor: gastas hasta un 78% menos.
Calienta separadamente las habitaciones
No es necesario que todas las habitaciones estén calientes por igual.
Una habitación de uso común como un salón puede estar más caliente y los dormitorios un poco más bajos, ya que para descansar bien no es recomendable temperaturas muy altas.
Incluso una habitación que no se usa puede calentarse al mínimo o apagar su radiador y cerrar la puerta.
Si tienes radiadores de agua en toda la casa, instala válvulas termostáticas en cada uno de ellos. Te permiten programar por separado cada habitación y ahorrar una media de 37% de energía.
Llena tu hogar de textiles
Los cojines y alfombras dan calor a una habitación. Estas últimas además aíslan del suelo, el elemento constructivo en el que mayor pérdida energética se produce.
Para proteger las ventanas hazte con cortinas de paño grueso, que debes correr cuando deje de hacer sol en el exterior.
Baja las persianas
En los días fríos, cuando se va la luz, la temperatura se desploma. Especialmente si no cuentas con ventanas bien aisladas, es el momento de bajar las persianas.
De este modo aumentas la estanqueidad y evitas que las bajas temperaturas entren a través de las ventanas.
Cambia de hábitos
Revisa tus hábitos y haz pequeños cambios que reduzcan tu consumo.
Evita tapar los radiadores con muebles o cortinas, o colocar sobre ellos ropa húmeda para secarla.
Apaga la calefacción si te vas de casa un par de días, y prográmala para que se conecte una hora antes de tu llegada. Otra opción es bajar la temperatura a 15°C si no vas a estar en casa.
Si puedes sustituir la calefacción nocturna por una manta extra, tu bolsillo lo va a agradecer.
Y sé consecuente con el clima en el que vives. Si tu casa está en plena montaña del Pirineo, no es muy eficiente pretender que en invierno tu casa esté a 30 grados. Un jersey en casa no está de más, ni una manta para ver la tele confortablemente.
Ventilación controlada, un paso más allá
Si no vives en una passive house, que cuenta con un sistema de ventilación controlado, necesitas abrir las ventanas a diario.
Con ello reduces el CO2 acumulado al respirar, regulas la humedad, y reduces el polvo y los males olores que pueda haber… pero también dejas entrar el frío.
En una casa pasiva evitas este problema, ya que cuenta con sistemas que ventilan estabilizando la temperatura dentro de la casa para que no notes esas molestas corrientes de aire.
Lo tenemos más que comprobado en Drycon System. Somos especialistas en construcción de casas pasivas, y nuestros clientes agradecen especialmente el ahorro en su factura energética.