Las casas pasivas buscan el confort interior ahorrando energía, y para conseguirlo es imprescindible contar con el mejor aislamiento térmico posible.
Piénsalo bien: si consigues aislarte de las condiciones exteriores, no se producen pérdidas ni de frío ni de calor, y es más sencillo alcanzar la temperatura interior que necesitas con un mínimo de energía.
¿Dónde se emplea el aislamiento térmico? En fachadas, paredes interiores y también en techos. Es como si forrases tu casa de arriba a abajo.
Como en el mercado hay multitud de materiales que funcionan como aislante térmico, ¿cuáles usar en una passive house?
Sigue leyendo, que te vamos a dejar varias indicaciones.
El objetivo del aislamiento térmico en una passive house
Al escoger el aislamiento térmico para una casa pasiva, se busca evitar que se escape la temperatura interior por la envolvente, es decir, por las paredes, suelos y techos.
Con estos materiales se crea una barrera que minimiza las pérdidas de frío o calor. De ese modo se logran hogares muy confortables, que mantienen la temperatura interior de forma constante.
Y lo consiguen con gran eficiencia energética, ya que hay que invertir muy poca energía en climatización.
La importancia de elegir un buen aislante térmico es tal, que puede reducir de un 40 a un 60% la demanda de energía.
Para conseguirlo, el aislante no lo es todo, ya que al colocarlo hay que sellar las juntas con productos especiales de estanqueidad al aire, que el arquitecto incluye en el proyecto. Y todo debe ser ejecutado por profesionales que lo instalen de forma correcta.
Qué debes valorar al escoger el aislamiento térmico
Con tanta variedad de materiales que prometen aislamiento térmico, ¿cuál es el más adecuado para emplear en una casa pasiva?
Para lograr la certificación Passive House, se exige una demanda máxima para refrigeración y calefacción de 15 kWh/m2a. Esa es la dirección en la que mirar.
Así que para alcanzar esas cifras se necesitan grandes espesores en los aislantes y un aislamiento térmico que responda a las exigencias climáticas de la zona.
¿Qué aspectos técnicos hay que tener en cuenta?
Por un lado, se valora la capacidad aislante del material, o lo que es lo mismo, su conductividad. Cuanto mayor es la conductividad térmica del material, más aislante es.
Para calcular el grosor del aislamiento térmico, se tiene en cuenta la incidencia del sol en la casa y otros parámetros relacionados con la climatología de cada lugar en concreto.
No todos los aislantes consiguen reducir el consumo energético de un hogar en la misma proporción, por eso conviene escoger el más eficiente para el clima de la zona.
Por último, ten en cuenta la durabilidad del material.
Las casas pasivas tienen una vida útil más larga que las construidas de modo tradicional, por lo que el aislante térmico que elijas hoy te va a acompañar durante muchos muchos años.
Aislamiento térmico tradicional o ecológico. ¿Todo vale?
Entre la variedad de aislantes térmicos que pueden emplearse en casas pasivas, es necesario distinguir entre los aislantes tradicionales y los ecológicos, ya que el estándar Passivhaus no tiene en cuenta la procedencia de los aislamientos.
Para escoger entre ambos, además de valorar los aspectos técnicos y el presupuesto disponible, también importa si tienes preferencia por los aislantes naturales.
Aislantes térmicos tradicionales
Son los aislantes térmicos más empleados y han sufrido un proceso industrial de transformación, aunque algunos procedan de elementos naturales:
- Poliestireno expandido: de origen sintético y disponible en diversos espesores y densidades, mantiene sus propiedades aunque esté mojado.
- Poliestireno extruido: también funciona bien ante el agua. Pero además resiste cargas pesadas y los ciclos de hielo y deshielo, por lo que se suele colocar en la cubierta.
- Espuma de poliuretano: es muy buen aislante térmico, no absorbe humedad y es muy rígido. Se adhiere sin problema sobre diferentes superficies y tiene buen precio.
- Lana de roca: procede de rocas volcánicas. Además de aislante térmico, es ignífugo y aislante acústico.
- Fibra de vidrio: es un material formado por filamentos de vidrio aglutinados con una resina ignífuga. Resiste bien la humedad.
Todos pueden usarse en una casa pasiva con muy buenos resultados, aunque no son la opción más sostenible.
Aislantes térmicos ecológicos
Consiguen que tu casa pasiva sea, además, respetuosa con el medio ambiente. Este tipo de materiales aislantes son biodegradables y su manufactura requiere poca energía.
Además, tienen una capacidad térmica 3 veces superior a otros usados habitualmente, son más duraderos, absorben la humedad y funcionan como aislantes acústicos. Los más utilizados son los siguientes:
- Corcho: procede de la corteza de los alcornoques, que se desmenuza y prensa en láminas para colocar en las paredes. Se aconseja para zonas húmedas de la casa, como el sótano.
- Paja: se usa en forma de balas de paja con forma rectangular, que funcionan como un bloque constructivo. Resiste bien las ondas sísmicas y es barato, pero no es la mejor solución para la humedad.
- Fibra de madera: se fabrica a partir de residuos de madera, y en ocasiones se combina con yeso o cemento blanco, aunque no resulta tan ecológico.
- Celulosa: los residuos de papel se reciclan y se tratan con químicos para fabricar este material, y hacerlo ignífugo y resistente al moho.
- Lana: se emplea lana de oveja, a la que se aplica un tratamiento antipolillas. Este material expulsa eficazmente la humedad cuando el ambiente pasa de húmedo a seco.
Aislar es un proceso clave en una casa pasiva, pero previamente es necesario tener un diseño bioclimático como los que hacemos en Drycon. Contacta con nosotros para diseñar tu futuro hogar con el aislante térmico que mejor se adapta a él.